Cualquier empresa necesita una imagen corporativa que permita a sus clientes identificarla rápidamente. Tanto si eres un autónomo físico como si diriges una empresa con decenas de trabajadores necesitas diseñar una imagen capaz de transmitir los valores y filosofía de tu negocio. Pero ¿cómo hay que hacerla? ¿qué criterios seguir? A continuación te respondemos.
Antes de empezar a diseñar una imagen corporativa es necesario sentar unas bases mínimas a partir de las cuales empezar a trabajar. En ocasiones, este proceso es más complejo de lo que pensábamos, pero es un escalón necesario que no puede saltarse ya que nuestra relación laboral con clientes y terceros y nuestro posicionamiento en el mercado está en muchos casos condicionado a la imagen corporativa que traslademos al exterior. Para ello, si eres diseñador tendrás que escuchar bien al responsable de la empresa para detectar al máximo todas sus necesidades. Puedes recurrir a formular todo tipo de preguntas enfocadas principalmente a conocer los valores de la empresa. Sus respuestas te darán las primeras pistas e ideas sobre el diseño.
Una vez tengas esta información es fundamental también analizar el mercado y sobre todo la competencia. ¿Qué imagen tienen? ¿Qué están transmitiendo? ¿Qué elementos gráficos utilizan? ¿Cuáles son sus colores y su tipografía? A partir de este análisis, tendrás muchos más inputs para empezar a trabajar.
El paso siguiente se centrará en hacer un pequeño briefing en donde se recojan las ideas de la imagen corporativa que desarrollarás. Aquí es donde los responsables de la empresa que te han encargado el proyecto valorarán tus aportaciones, discutirán los diferentes puntos que planteas, mejorarán algunos conceptos, desecharán otros, analizarán los primeros bocetos y darán el visto bueno definitivo para empezar a trabajar y pasar a una fase mucho más creativa y artística.
Antes de seguir avanzando es importante resaltar que una identidad corporativa no es sólo el logotipo que identifica a la empresa. Es mucho más. Podríamos definirlo como la coherencia visual de todas y cada una de la comunicaciones que realiza una empresa: papelería, folletos, página web. etc. En definitiva, diríamos que es la carta de presentación frente a su público.
Qué debe contener una imagen corporativa
Toda imagen corporativa debe de alguna manera incluir respuestas a preguntas como:
– ¿Con qué calificativos quieres te identifique tu público potencial: elegante, vanguardista, joven, dinámico, pausado, agresivo…?
– ¿Con qué lenguaje te vas a dirigir al cliente: familiar, cercano, formal, popular…?
– ¿Con qué compañías te gustaría que te relacionaran?
– ¿Cuáles serán los canales de comunicación que utilizarás: web, mailing, teléfono…?
– ¿Qué servicio o producto estás ofreciendo y cómo quieres que se valore en el exterior?
Cuando tengas una claro las respuestas, diseña pensando que todos los elementos gráficos que incorpores se convertirán en signos y estímulos visuales que provocarán un impacto psicológico en la persona que lo reciba. Diseña tu imagen teniendo siempre en cuenta los siguientes requisitos:
– Que impacte
– Que aporte un significado.
– Que sea fácil de retener en la memoria.
– Apele a las emociones y los sentidos.
El manual de identidad corporativa
Toda imagen corporativa tiene que recogerse en un manual en donde se marquen las directrices para un uso adecuado de todos los elementos gráficos que contiene. Independientemente del soporte en el que se utilice siempre tiene que ser coherente, clara y sobre todo homogénea. El manual es la herramienta que garantiza todo ello y que debe contener la siguiente información.
– Descripción y composición del logotipo: Se trata de una breve explicación de por qué se ha optado por ese diseño, bajo qué criterios se ha diseñado y qué valores se pretenden transmitir a través de él.
Sobre la composición deben detallarse las medidas exactas del logotipo y de cada uno de sus elementos. Siempre se hará sobre una cuadrícula base marcando sus proporciones para evitar cualquier uso distorsionado. En el caso de que haya diferentes versiones (horizontal, vertical, etc.) también deberán incluirse en su retícula correspondiente.
– Colores: Habrá que especificar con detalle los colores que se utilizan tanto sus Pantone correspondientes como en tintas planas. Se recomienda también descomponer cada color en porcentajes para cuatricromía (CMYK) y en RGB para su uso digital. En el caso de que se puedan utilizar otros colores alternativos, es necesario indicarlo.
– Tipografía: Nombrar siempre los tipos de letra que utiliza nuestra imagen corporativa y explicar cuáles son las tipografías secundarias que se pueden utilizar en documentos corporativos sea para soporte impreso u online.
– Tamaños: Se debe indicar el tamaño mínimo de reproducción del logotipo sin que pierda legibilidad. Se pueden indicar pautas cuando haya que reproducirlo a tamaños especiales.
– Logotipos versionados. Usos: Hace referencia a cómo deben utilizarse correctamente los logos en cualquiera de sus versiones, qué colores de fondo son los adecuados para trabajar con el logotipo, qué elementos complementarios se pueden añadir (dirección web, mail, etc.).
– Papelería de empresa: Un manual no sólo recoge aspectos relacionados con el logo sino también todo lo relacionado con el diseño de papelería (carpetas, papel de carta, facturas, tarjetas de visita, fundas de CD, etc.)
– Uso de la imagen en aplicaciones diversas: El diseñador recogerá en el manual de identidad cómo debe trasladarse correctamente el diseño corporativo a un soporte o aplicación determinada (cartel, póster, díptico, etc).
Fotos: Pinterest
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