Llega la primavera y con ella la época de comuniones. La Primera Comunión es un momento importante para el niño/a, una celebración para compartir con amigos, familiares y, en definitiva, seres queridos. Y como todo acto requiere de unos preparativos. Recuerda que en la lista no pueden faltar las invitaciones.
Aunque son los padres los que normalmente se encargan de hacer todos los preparativos, es importante darle al niño la oportunidad de colaborar para que ese día todo salga perfecto. Lo normal es empezar con papel y lápiz para apuntar todo lo necesario y así evitar sorpresas a última hora. Realizar invitaciones para tus allegados es algo que funciona muy bien sobre todo para que la gente que estará presente confirme su asistencia. Aunque hoy en día es mucho más fácil y rápido comunicarlo por teléfono, correo electrónico o incluso whatsapp, una invitación siempre es algo más formal además de ser un bonito recuerdo con el paso de los años.
Una de las ventajas de entregar una invitación de comunión es que te aseguras que los invitados sabrán la hora y lugar exactos de la ceremonia y del banquete posterior. Es muy útil sobre todo cuando hay mucha distancia entre un lugar y otro y principalmente si tenemos invitados que vienen de otra zona.
Escoge el formato
Antes de empezar a explicar cómo puedes diseñarla es fundamental que escojas bien el formato. Tienes diferentes opciones, más grandes o más pequeñas. Escoger unas dimensiones u otras te permitirá incorporar más o menos información. Eso sí, ten en cuenta que siempre tienen que aparecer unos datos mínimos:
– El nombre del niño/a.
– Dónde y cuándo será la ceremonia.
– Horario y lugar del banquete.
– Alguna frase en la que se invite a su asistencia.
Diseño
Nada mejor que optes por ser original en el diseño de las invitaciones. Busca marcar la diferencia. A pesar de que tengas un estilo clásico, puedes darle toques que las conviertan en únicas. No intentes imitar lo que ya existe. Personaliza a tu gusto. Invita a tu hijo a que aporte ideas para que su personalidad quede de alguna forma impregnada en esa tarjeta. A continuación, te presentamos algunas propuestas.
– Religiosas: Las que incorporan motivos religiosos suelen ser las más habituales y tradicionales. Pero como apuntábamos antes puedes ser diferente si te lo propones. Que incluyas una paloma como símbolo de la paz, un cáliz o una cruz no implica que la invitación tenga que resultar clásica. ¿Has pensado que puedes jugar con los colores? ¿Por qué no utilizas colores llamativos o intensos? Además también puedes jugar con la composición y la ubicación de los diferentes elementos. Fíjate en la propuesta que te ofrecemos. Observarás que está repleta de simbología cristiana, pero la paleta de colores utilizada rompe con esa imagen solemne. Además la distribución de los motivos a partir de un círculo la hace totalmente diferente. ¿No te recuerda a un mandala?
– Estilo Naïf: Es un concepto francés que siempre estará de moda y que viene utilizándose en todos los campos del diseño. Lo Naïf es lo ingenuo, un estilo que se compara mucho con el arte infantil, lleno de espontaneidad. Es ligero y diríamos que entra bien por la vista. Se entiende y despierta cierta inocencia y ternura. Qué mejor que utilizarlo en una invitación de comunión, ¿no crees?
El estilo Naïf utiliza colores sutiles. Los más característicos son los tonos pastel: rosa palo, beige, amarillos, azules o lilas mezclados con el blanco. Los dibujos utilizados son sencillos con ese toque infantil que le es propio. Mira la propuesta que te presentamos. ¿No te parece divertida y diferente?
– Old-fashion: Si quieres seguir las tendencias del momento, dale un toque retro o vintage a la invitación. Recrea la esencia del pasado utilizando únicamente tipografías a mano alzada que evoquen otras épocas o momentos. Aquí no te hará falta recurrir a imágenes o ilustraciones. Si sabes escoger el tipo de letra adecuado, conseguirás transportar a los invitados a su infancia o juventud.
Se te decantas por esta opción, escoge un fondo blanco y utiliza el color en la tipografía. Para lograr ese efecto de época recurre a colores pálidos. El verde, rojo y dorado son opciones perfectas.
– Ilustraciones: ¿Has pensado en dibujar a tu hijo/a? ¿Por qué no haces una ilustración suya? Si se te da bien el dibujo, dile que durante unas horas se convierta en tu modelo y sácale los rasgos más expresivos de su personalidad. No intentes hacer un fiel reflejo de su físico. Acentúa su sonrisa, su mirada, su inocencia. Con unos simples trazos lograrás sacar lo mejor de él. Tus invitados no podrán evitar esbozar una sonrisa.
Fotos: Pinterest
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